El semestre pasado los
estudiantes de distintas carreras de la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador Sede Ibarra, se aventuraron en una gira de
observación a un lugar muy alejado de la
ciudad, “Motilón Chupa”, varias experiencias ganadas y distintos sentimientos encontrados fue lo que
obtuvieron al visitar este maravilloso lugar.
Agustín Carrión coordinador de la gira manifestó,” La visita
a esta comunidad tiene un objetivo, es para que los estudiantes puedan ver los
distintos modos de vida que existen y para que puedan aportar con un granito de
arena a las personas que habitan en el lugar ya que esta gente transmite valores que se deberían
rescatar”.
A una hora y media de Otavalo y
en medio de las montañas se encuentra este encantador paraíso donde habitan
personas que quieren superarse cada día; con su trabajo y esfuerzo por tener lo
que tienen son felices.
Se dedican a la agricultura y
ganadería los productos que siembran la mayoría son para consumo personal,
trabajan en mingas de cohesión comunitaria, talan los árboles para leña y
producen caña de azúcar natural , sus casas son apenas hechas de madera y
cemento se cobijan solamente con una sábana para el frío, son escasos
habitantes porque muchos han migrado a otros lugares del país para conseguir
una vida mejor ,pero los pocos que quedan siguen luchando para que su comunidad
siga desarrollándose con el pasar de los días.
Sarita Sánchez una pequeña niña
moradora del lugar con sus ojos grandes
y su sonrisa inocente nos cuenta acerca de su vida “Vivo con mis abuelos porque
mis papas me abandonaron; en las tardes juego con mis amiguitos y mi sueño es
aprender a leer “, esa es la verdadera
realidad de algunos de los niños que viven ahí.
Ayudar fue el objetivo principal así estudiantes de la Ecaa de la
Gesthur y de la Ecoms unidos por un solo propósito pudieron hacer grandes cosas
en ese pequeño lugar; los organizadores
separaron a los estudiantes en tres grupos unos se dedicaron a la reforestación otros
a la siembra de semillas como linaza, col morada, zanahoria y cebollas y el
último a pintar la escuela que estaba ya estaba muy deteriorada.
Con azadón en mano Paúl García
estudiante de hotelería dijo,” me gusta ayudar a la gente el trabajo es muy
duro pero a pesar de todo lo mas gratificante es recibir una sonrisa de esas
personas porque es sincera y no tiene ningún mal”.
Mitos y leyendas es lo que
guardan los nativos del lugar por miedo a creer en otra cosa aun son
politeístas, no identifican el cielo ni
el infierno solo saben que existe el bien y el mal, no le gusta el arcoíris por
que es un ser maligno, la niebla llamada el Gualambario transmite energías
negativas por lo que no es bueno salir cuando esta se aparezca, en las tardes
se dedicaban a contar sus historias y sus experiencias sin dominar el español
se y diciendo ciertas palabras desorganizadas se comunicaban fácilmente.
Así pasaron tres días y sin darnos cuenta por las
diferentes actividades realizadas la hora de partir llegó con sonrisas, abrazos
y despedidas íbamos dejando el lugar pensando en el mensaje de vida que esto
nos dejó.
Hay gente que lo tiene todo y se
queja por pequeños problemas , hay gente que con lo poco que tiene sabe ser
feliz y aprovechar cada día como si fuera el último sin pensar en problemas,
esto no es para cambiar es para ser mejor personas y dar gracias a dios por
todo lo que nos ofrece, por la vida que nos ha regalado y porque aun tenemos
las fuerzas necesarias para seguir teniendo metas y pasar obstáculos; tenemos
una vida por delante y una carrera por
terminar así que todos como seres
humanos debemos buscar la felicidad
en la sonrisa sincera de los demás.
POR: ANITA AYALA
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