Canta el gallo, despertando en cada rincón de la Ciudad un nuevo día. La mañana se presenta fría, con un hermoso cielo abierto. La gente ha empezado el ajetreó diario, y despuntando en el alba encontramos el obelisco de Ibarra.
Conocida como Ciudad Blanca, es la capital de Imbabura, la cual celebra los 188 años de provincialización. Es la cuna de turismo, sabor y cultura; siendo por siempre un icono de este bello Ecuador. A parte de ser paso obligatorio para dirigirnos hacia la parte norte de nuestro país y poder llegar a la frontera hasta a Colombia.
Ibarra es la mezcla de culturas en una sola, encontrando en cada espacio a colombianos, chinos, serranos, costeños etc. La cultura a lo largo de los años se ha venido convirtiendo en la fusión de ser hermanos. De compartir el mismo suelo y el mismo amor por la vida, pero ¿Qué es cultura? Es aquello que compartimos sin darnos cuenta que ella es la que nos hace iguales. Ya que cultura es hablar el mismo idioma (con sus variantes), tener las mismas costumbre, y tener las mismas raíces, siendo estas las de América Latina. Lo cual ha llevado a convertir a Ibarra en la cuna de nuestros hermanos refugiados.
Los sabores de esta tierra han dejado su huella en cada paladar ecuatoriano. Tales como los típicos helados de Rosalía Arteaga, más conocidos por sus sabores y su elaboración, o los deliciosos cuyes de Chaltura que atraen a propios y extraños, sin dejar de lado las exquisitas fritadas de Atuntaqui y si ir tan lejos encontramos en Yaguarcocha las deliciosas tilapias. Estos variados sabores han convertido sin lugar a duda a Ibarra en un paradero de degustación, como nos dice Alexander Perugachi estudiante de la PUCESI. El sabor que emana la tierra, es lo que emana Ibarra con cada paso que damos.
Siendo Ibarra icono del sabor y la cultura mucho más lo seria del turismo. Para lo cual solo debemos alzar la vista, encontrando en cada espacio, una montaña, un lago, un nevado. Que colorean cada espacio de esta Ciudad que es llamada Blanca pero en verdad es la cuna de hermosos verdes, esplendorosos azules al igual que el cielo. Entre algunas de estas maravillas están la laguna de Yaguarcocha, el volcán Imbabura o también llamado “Taita Imbabura”, la Loma de Guayabillas, los diversos parques que brindan a Ibarra la imagen de colonial, y fresca. La gran variedad de turistas nos visitan por estas maravillas, haciendo de nuestra Tierra aun más fructífera.
Esta es la Ciudad de los Grandes Amores, cuna de hombres y mujeres que han dejado huella en nuestra historia. De esta tierra que es nuestra como de todos aquellos que nos visitan por que al conocerla se enamoran de ella, de todo lo que es, de su variedad, de su mística apariencia, de su alegría, de su amor por la vida. Ibarra es esto y mucho
más,
porque desde el alba hasta el anochecer, sus diversas caras, las de la
gente que lucha y que va más allá, nos rodean con una sonrisa. Sus ojos
se pierden en la noche pero sus corazones vibran en el día. Por eso y
más, Ibarra a ti te digo con toda mi humildes eres mi tierra, esa de mis
grandes amores.
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